Salud mental: detectar y atender la ansiedad en el aula
La salud mental es un tema que ha ganado relevancia en los últimos años, después de la experiencia vivida a nivel mundial por la pandemia de Covid es más común escuchar sobre temas como depresión o ansiedad en personas que antes no pensaban en ello, aunque es necesario resaltar que no se trata solamente de una consecuencia de la pandemia, los problemas de salud mental han ido en aumento desde hace varios años, causando dificultades en la vida cotidiana de miles de personas, incluidos niños y adolescentes, quienes cada vez sufren más problemas que se creían exclusivos de adultos.
Existen muchos motivos por los que esto ocurre y es importante aprender a identificar las razones por las que algunos jóvenes batallan con su salud mental desde temprana edad para prevenir, pero también es necesario identificar cuando esto ya ocurre y saber qué hacer para apoyarlos desde las aulas, cómo formar equipo con sus familias, buscar las mejores herramientas para acomodar nuestras aulas y tratar de que su proceso de aprendizaje se vea lo menos afectado posible.

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¿Qué signos vemos en los niños con dificultades de salud mental?
Observar cambios en la conducta normal de cualquier niño o adolescente es muy importante, un niño que suele ser tranquilo y de pronto se enoja con mucha facilidad o alguien sociable que de pronto prefiere estar solo son signos de que algo les está afectando, estas señales pueden ser mucho más sutiles y no causar alerta en un inicio, por lo que siempre es importante estar atentos a su conducta. Tratar de validar sus emociones y acercarnos a ellos cuando no saben cómo gestionar sus impulsos puede establecer un puente de comunicación con ellos, mucho más que regañarlos o confrontarlos.
El miedo y la tristeza son emociones normales, comunes en los niños y adolescentes, pero la depresión o la ansiedad no son solamente esto, son alteraciones que afectan su desarrollo e impiden realizar actividades con normalidad. Tampoco es que alguien con ansiedad se muestre siempre temeroso o retraído ni que alguien con depresión se vea siempre triste, si, estas emociones son las más obvias cuando pensamos en ello, pero pueden llegar a mostrarse como ira, agresividad, inquietud, incapacidad de concentrarse normalmente o momentos de emociones muy intensas.
Los signos ocultos
Muchos niños aprenden que no mostrar sus emociones es mucho mejor que hablar de lo que les preocupa, ya sea porque han notado que esto preocupa a los adultos o porque no han recibido el apoyo que ellos necesitan cuando esto ocurre. Quizá esto lo asociamos con familias poco funcionales, pero puede ocurrir dentro de entornos preocupados y atentos, simplemente porque como adultos no siempre sabemos cómo dar lo que los niños o adolescentes necesitan o no somos conocedores de lo que implica un problema de salud mental, es muy fácil equivocarse.
No hacer sentir a los padres como los culpables de una situación, sino guiarlos mientras descubren lo que sus hijos necesitan es la mejor manera de actuar y formar un equipo con ellos para detectar cualquier signo de preocupación es fundamental. Si un niño o adolescente realmente no muestra emociones específicas, pero tiene problemas para dormir con regularidad, se enferma fácilmente del estómago, no realiza sus tareas o ha perdido interés en actividades que solían ser importantes como juegos, deportes o programas, podría tratarse de algo de importancia, mantener la comunicación abierta entre familia y escuela es necesario.
¿Qué hacer al respecto?
Idealmente las familias necesitarán buscar apoyo profesional, podemos tratar de canalizarlos a los recursos factibles o buscar que la ayuda más adecuada llegue a los niños. En el aula, sin embargo, podemos hacer algunos cambios que ayuden a todos los estudiantes a sentirse seguros en su entorno. Tener una rutina estructurada, compartir materiales en diferentes formatos, trabajar con pausas activas que permitan la regulación de todos los estudiantes, compartir con los niños herramientas de comunicación, vocabulario y estrategias para expresar sus emociones de maneras saludables puede ayudar en algunos aspectos.
También es importante tratar de ser flexibles y ofrecer opciones cuando existen factores específicos que despiertan ansiedad, como la participación oral o la realización de algunas actividades. Escuchar sus pensamientos, validar sus emociones y construir una red de apoyo será de mucha utilidad.