Dormir bien: clave para el desarrollo y el aprendizaje
Dormir es una de las partes más importantes del día, sin importar nuestra edad las horas de sueño nos ayudan a rendir mejor durante nuestras actividades, a mantenernos concentrados cuando es necesario y a resolver todo tipo de cuestiones de la rutina cotidiana. Para los niños y jóvenes es también muy importante lograr un descanso reparador, pues es necesario para su crecimiento y desarrollo, les ayuda a aprender mejor, a mantenerse alerta en su ambiente y en general a tener un mejor humor. Una sola noche de sueño inconsistente puede afectar por varios días a cualquier persona y cuidar que los niños tengan buenas noches es muy importante.
En general los más pequeños tienen un sueño profundo, pero en ocasiones apreciamos problemas para conciliar el sueño o para mantenerse dormidos que llegan a dificultar el desarrollo y el descanso de todos alrededor, si bien un día de tensión o con mucha energía de vez en cuando es relativamente normal, el observar dificultades constantes puede ser un signo importante que atender.

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Condiciones médicas
Algunos problemas pueden ocasionarse debido a problemas médicos que requieren atención de un especialista, la apnea del sueño (dejar de respirar por momentos al dormirse), el síndrome de las piernas inquietas, sonambulismo, terrores nocturnos o incluso el mojar la cama pueden requerir una visita al pediatra, quién nos ayudará a encontrar las causas detrás de estos padecimientos, así como herramientas para superarlos.
Prestar atención a los signos es importante y si un niño se mantiene despierto en la noche o busca a sus padres por alguna razón debemos atenderlo, así como observar lo que ocurre en torno a estos comportamientos.
Conducta e insomnio
Algunas razones por las que no se tiene una buena noche de sueño pueden ser más psicológicas, tener pesadillas al dormir, no querer dormir a solas, enfrentar algún miedo intenso, despertarse constantemente, buscar a los padres en repetidas ocasiones, todo esto interrumpe sus ciclos de sueño y puede ser difícil de enfrentar incluso para los padres, que tendrán un descanso poco reparador.
Es importante mencionar que cualquier alteración en la conducta de un niño o un adolescente debe ser atendida, pues aunque un niño se muestre más inquieto o más irritable y esto lleve a conductas no deseadas, las razones detrás de esos comportamientos pueden implicar algún problema más serio, ya sea en casa o en la escuela, el estrés o la ansiedad son comunes causas de insomnio u otros trastornos del sueño.
¿Qué podemos hacer?
Ante cualquier situación es necesario conversar con el niño, tanto para que describa los signos o síntomas que experimenta al tratar de dormir como para entender qué hay detrás de estos. Escucharlos con atención, creerles cualquier experiencia que compartan y darles la seguridad de que como adultos haremos lo posible por ayudarlos a resolver cualquier situación son necesarios para llegar al fondo del problema.
Acudir a un especialista también es una buena idea cuando esto representa algo que interrumpe su desarrollo, podemos asistir con el médico general y él probablemente nos derivará con alguien más, ya sea un psicólogo, un terapeuta, un especialista de sueño o incluso un neurólogo.
Higiene del sueño
En cualquier caso puede ser necesario guiar a los niños para que desarrollen hábitos saludables al dormir, seguir una rutina relajante antes de ir a la cama, evitar los dispositivos digitales al menos una hora antes de dormir, tener un ambiente relajado y observar que sus miedos sean atendidos y solucionados pueden ser factores que le ayuden a tener buenos hábitos incluso en el futuro.