A más de una semana de que Diego, de 15 años, sufriera una sofocación cuando un compañero de clases le aplicara una llave en su cuello en un salón de clases, los días de angustia aún no acaban.

El alumno afectado del Conalep ahora enfrenta los efectos secundarios de la agresión al sufrir de un trastorno psicológico que no lo deja dormir.

“De repente me levanto en las noches con miedo, siento que él está parado enfrente de mi ya no puedo dormir. Sí vivo todavía con el miedo, si salgo no vaya a ser que me lo encuentre a él”.

“Yo nada más pido justicia que se pueda hacer algo contra él y pues seguir mis estudios es lo que yo quiero”, comentó.

El joven teme regresar a la misma preparatoria, le ofrecieron canalizarlo a otro plantel, pero no se ha concretado, por lo que ahora no está acudiendo a tomar sus clases, pero también requiere del apoyo de un experto en psicología.