Alumnos que se niegan a trabajar
En todo salón de clases de vez en cuando se presenta un estudiante que simplemente se opone a realizar las actividades del aula, en ocasiones podemos identificar a un alumno como alguien que repetidamente tiene esa dificultad o sorprendernos ante estudiantes que suelen ser participativos que un día deciden que no quieren trabajar en el aula. Aunque este es un gran desafío para los docentes, no es una situación anormal, por el contrario, es relativamente común en clase.
¿Qué podemos hacer para ayudar a los alumnos a superar este momento y evitar que se convierta en un problema para la dinámica de la clase?

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Escucha a tus alumnos
Quizá no sea sencillo sentarnos con los alumnos y esucharlos ante cualquier situación, el tiempo de la clase es ajustado y no siempre contamos con los recursos necesarios para hacer una pausa cuando esto sucede en clase, sin embargo es importante siempre tener en mente que cuando un alumno presenta algún problema de conducta, ya sea de manera constante o sorpresiva, lo más probable es que dicho estudiante enfrente un problema personal. Puede ser un problema sencillo y temporal, como el haberse molestado con sus hermanos en casa, por ejemplo, algo que pasará pronto y que es parte del desarrollo de cada uno de ellos. O puede tratarse de un problema más serio y constante que afecta cómo se desenvuelven en su día a día.
Sea cual sea la razón y la situación que implica en el aula, es importante tener en mente que cualquier conducta tiene una razón detrás y aunque no podamos resolver problemas personales de todos los estudiantes, sí podemos hacerles saber que sus emociones son tomadas en cuenta y son importantes para los docentes. Escucharlos puede ser un buen primer paso.
¿Qué podemos hacer en el momento?
Evitar confrontaciones que lleven a los gritos o a un castigo sin mediar la situación previamente es la mejor idea, si consideramos que las razones detrás de este comportamiento son variadas entenderemos también que una confrontación tendrá resultados aún peores para los alumnos que posiblemente sienten estrés o diferentes emociones sin gestionar.
Si nuestro estudiante que se niega a participar en una actividad no interrumpe la clase podemos continuar con ella, hablar con ellos más tarde y hacerles saber que los vemos y que nos importan ayudará a reforzar el vínculo con ellos. Adicionalmente, aunque no participen activamente en las actividades, escuchar la clase también es parte del aprendizaje. Evita sacarlos del aula, esto les transmite la sensación de que es más fácil deshacernos de ellos o que se trata del problema de alguien más.
Algunos estudiantes solo necesitan un poco de tiempo para hacer las cosas por sí mismos, tener ese espacio para gestionar sus emociones puede ser suficiente para que más adelante se integren tranquilamente en las tareas de clase.
Gestionar emociones
En el caso de que el estudiante además de negarse a trabajar continúe interrumpiendo nuestra clase podemos hablar con ellos y darles espacio para regularse antes de tomar cualquier medida. Pídeles que salgan a caminar al patio, que realicen algunos ejercicios de estiramiento o que realicen algunas acciones físicas como empujar una pared, esto les puede ayudar a liberar la energía que sus emociones impulsan. También puedes sugerir que realicen otras actividades que les permitan tomarse un momento para sí mimos, como escribir cómo se sienten o realizar alguna tarea de la clase, como borrar el pizarrón o entregar ejercicios.
Es posible que estos alumnos requieran ser vistos y buscan crear controversia para sentir que son percibidos, darles atención positiva es más útil a la larga y a ellos les ayudará a sentir apoyo.